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Cómo hacer alcachofas confitadas que quitan el hipo

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Estamos en plena temporada de alcachofas. Enero es un mes estupendo para darlos también a la verdura de hoja verde, con acelgas, grelos, espinacas y berzas a tope de sabor. Las alcachofas empezaron a llegar fresquísimas y a buen precio por allá por noviembre, pero aún tenéis margen hasta marzo en la zona mediterránea para aprovechar este manjar.

Cocinar con alcachofas es hacerlo con un producto muy jugoso, carnoso,  que tiene además un sabor muy peculiar, intenso y algo amargo, pero con un regusto dulzón. Porque, estarás de acuerdo en que no tienen nada que ver las alcachofas de bote o congeladas con las que compramos frescas. ¡Pero nada que ver!

Son de lo más versátil y se pueden preparar a la plancha, al vapor, fritas… hazlas hervidas y hasta al microondas; lo más importante es elegirlas bien.

Hoy os queremos traer una preparación diferente y deliciosa como pocas: con todos vosotros/as, las alcachofas confitadas. Vamos a ver en qué consiste esta sencillísima receta:

¿Qué es eso de confitar?

Hablamos de una técnica de cocina que se aplica a ingredientes salados y dulces. La clave está en introducirlos en grasa vegetal y cocinarlos en ella a una temperatura baja (entre 60º y 90º). Así, con el fuego lento y el tiempo, el producto que hayamos elegido para confitar quedará muy jugoso y tierno. Es el método que utilizamos, por ejemplo, cuando hacemos patatas para tortilla: las cocinamos en aceite sin freírlas, para que queden blanditas y no crujientes.

¿Sabes esa sensación de «se me deshace en la boca»? Pues eso conseguirás al confitar alcachofas y cualquier otra verdura que se te ocurra (cebolla, ajo, berenjena, zanahoria, aceitunas…). Y, si quieres un acabado crujiente, anímate a darle un golpe de horno antes de servir.

¿Cómo confitar alcachofas?

Pues es bien fácil. Casi lo más engorroso es prepararlas. Ya sabes, primero quita las hojas duras y secas que la protegen, después corta las puntas, aunque en el caso de alcachofas frescas no suele ser necesario. Luego elimina la pelusa del interior, para evitar que amargue el plato. Importante: a medida que las vas limpiando, sumérgelas en agua fría con zumo de limón, para evitar que se pongan marrones. Pero date vidilla porque tampoco es una solución mágica y pueden ponerse feas bastante rápido.

Hecho esto, llega lo bueno. Recomendamos aceite de oliva virgen extra para el confitado, mejor una variedad que no tenga un sabor muy intenso (por ejemplo, hojiblanca mejor que picual).

El paso a paso del confitado de las alcachofas.

  1. Calienta el aceite a fuego medio-alto en una sartén alta o una cacerola.
  2. Coloca las alcachofas en el aceite (no hace falta esperar a que se caliente).
  3. Cuando el aceite se caliente y empiece a sonar, ponlo a fuego lento.
  4. Echa por encima perejil, ajo picado, laurel y las hierbas aromáticas que más te gusten.
  5. Ahora toca esperar unos 30 minutos, vigilando siempre que la temperatura no suba mucho (si tienes termómetro, no más de 90º; si no, simplemente evita que el aceite hierva o humee). Si es así, retira la olla o sartén unos segundos para que baje.
  6. Comprueba 5 minutos antes de apagar el fuego si las alcachofas están blanditas para saber si ya están listas.

Y hale, ya tienes tus alcachofas confitadas listas para servir. Si quieres, puedes conservarlas en el aceite del confitado, en botes de cristal. Esterilízalos primero y, si quieres, ponle unas bolitas de pimienta, una rama de tomillo y alguna hoja de laurel más. Aguantarán mucho tiempo y siempre estarán perfectas.

La entrada Cómo hacer alcachofas confitadas que quitan el hipo apareció primero en Gastronomía Vegana.

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